Hoy, 18 de marzo, en medio de un día frío y lluvioso, Nuestra Señora se le apareció a Mirjana en la Cruz Azul, al pie del Podbrdo. Dio el siguiente mensaje:
Queridos hijos, estoy con ustedes en el nombre del más grande Amor, en el nombre de Dios querido, quien se acercó a ustedes por medio de mi Hijo y les mostró su verdadero amor. Deseo conducirlos en el camino de Dios.
Deseo enseñarles el amor verdadero para que otros los vean en ustedes, para que ustedes puedan verlo en otros, para que puedan ser un hermano para ellos y que los otros vean un hermano misericordioso en ustedes.
Hijos míos, no tengan miedo de abrirme sus corazones. Con amor maternal les mostraré qué espero de cada uno de ustedes, qué espero de mis apóstoles. Marchen conmigo. Gracias.
Según Mirjana, Nuestra Señora nos pidió a todos que recemos por los sacerdotes, agregando: Nuevamente, recalco que triunfaré junto con ellos.
Mensajeros de La Reina de La Paz
Dios nos llama y nos ilumina
Querido hermano:
Comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Pues Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a que le consagremos nuestra vida, no porque lo merecieran nuestras buenas obras, sino porque así lo dispuso él gratuitamente.
Este don, que Dios ya nos ha concedido por medio de Cristo Jesús desde toda la eternidad, ahora se ha manifestado con la venida del mismo Cristo Jesús, nuestro salvador, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad, por medio del Evangelio.
Palabra de Dios. de la Liturgia de la Misa segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 8b-10
“Cuando Dios os concede la gracia de sentir su presencia y desea que le habléis como al amigo más querido, exponedle vuestros sentimientos con toda libertad y confianza. Se anticipa a darse a conocer a los que le anhelan (Sab 6, 14). Sin esperar a que os acerquéis a Él, se anticipa cuando deseáis su amor, y se os presenta, concediéndoos las gracias y remedios que necesitáis. Solo espera de vosotros una palabra para demostraros que está a vuestro lado y dispuesto a escucharos y consolaros: Sus oídos están atentos a la oración (Sal 33, 16) (…).
“Los demás amigos, los del mundo, tienen horas que pasan conversando juntos y horas en que están separados; pero entre Dios y vosotros, si queréis, jamás habrá una hora de separación” S. Alfonso Mª de Ligorio, Cómo conversar continua y familiarmente con Dios
Oración de Consagración
En unión con toda la humanidad, en comunión con la Iglesia entera y con nuestro Santo Padre, el Papa Juan Pablo II, dirigimos a Ti, oh Padre, por las manos de María y de su Corazón Inmaculado, esta súplica especialmente por Argentina.
Padre, envía a Tu Espíritu Santo, a fin de que cada uno de nosotros pueda convertirse en instrumento de Tu paz.
¡Del hambre y la guerra, líbranos!
¡De la guerra nuclear, de la incalculable autodestrucción, de toda clase de guerra, líbranos!
¡De los pecados contra la vida del hombre desde el momento de su concepción, líbranos!
¡De toda clase de injusticia en la vida de la sociedad, tanto nacional como internacional, líbranos!
¡De la facilidad con que pasamos por encima de los mandamientos de Dios, líbranos!
¡Del intento por extinguir la verdad misma de Dios en los corazones humanos, líbranos!
¡De la falta de conciencia del bien y del mal, líbranos!
¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos!
Madre de Cristo y Madre de todos los hombres, pedimos tu protección e intercesión. Jesucristo, el Redentor del mundo te confió a nosotros como nuestra Madre; ruega a tu Hijo por nosotros que envíe en abundancia al Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad que es la fuente de Vida. Acoge al Espíritu para nosotros y con nosotros, tal como hiciste en el día de Pentecostés con los primeros discípulos.
Madre, Tú sabes y conoces nuestros sufrimientos y esperanzas. Hoy te confiamos a Argentina, nuestro país. Te suplicamos que nos acompañes en nuestro camino; nosotros que, como el Apóstol Juan, deseamos acogerte en nuestras casas, aprender de ti a ser semejantes a Jesús.
Dentro del refugio de tu misericordia, buscamos refugio, ¡oh Santa Madre de Dios!
Asístenos en las dificultades diarias que la vida nos presenta a cada uno de nosotros.
A Ti, la Aurora de Salvación, confiamos el futuro y la entrada al nuevo Milenio. Te confiamos a todas las personas, comenzando por aquellos que son los más débiles y que sufren más: los niños no nacidos, aquellos cuya vida está amenazada, aquellos que nacieron en la pobreza, a los jóvenes que buscan un sentido a sus vidas, a los refugiados, a los desempleados, a quienes son probados por la enfermedad, a las familias que están divididas, a las personas ancianas privadas de asistencia y a todos los que están solos y sin esperanza.
Guía a tus hijos para que con tu ayuda, todos podamos reconocer a Cristo como Luz del Mundo.
¡Qué el infinito poder de la Redención se eleve nuevamente sobre la historia del mundo, el poder del Amor Misericordioso del Padre! ¡Qué el Espíritu Santo transforme las conciencias! ¡Qué Él sane nuestros recuerdos y purifique nuestros corazones! Qué el Señor siempre reine entre nosotros, Él que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. *Mensajeros de La Reina de La Paz
Oraciones al Espiritu Santo para pedir sus siete dones