¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, los invito a todos a renovar la oración en sus familias. Prepárense con alegría para la llegada de Jesús.

Mensaje del dia 2 de Diciembre de 2009

Queridos hijos, en este tiempo de preparación y de gozosa espera, Yo como Madre, deseo mostraros lo que es más importante: vuestra alma. ¿Puede nacer en ella Mi Hijo? ¿El amor, os ha purificado de la mentira, de la soberbia, del odio y de la maldad? ¿Amas tu alma, sobre todas las cosas, a Dios como Padre y al prójimo en Cristo? Yo os muestro el camino que elevará vuestra alma a la unión plena con Mi Hijo. Deseo que Mi Hijo nazca en vosotros. ¡Qué alegría para mí, la Madre! ¡Os lo agradezco!

Inmaculada Madre Mía, me alegro contigo al verte enriquecida con tanta pureza por parte de Dios y quiero dar gracias al Creador por haberte preservado de toda mancha de pecado, como lo creo firmemente. Y estoy siempre dispuesto a defender la gran verdad de que has sido concebida sin mancha de pecado original.

Quisiera que todo el mundo te admirara y te alabara, como la Aurora que anuncia la llegada del Sol, que es Jesucristo; como el Arca de la Nueva Alianza, que se salvó del naufragio de la mancha del pecado original, como la Paloma sin mancha y blanquísima, como el Huerto cerrado al cual no han logrado llegar los enemigos del alma, como la Fuente Sellada que no ha sido contaminada, como el blanco lirio que floreció entre las espinas, pues en medio de tantas gentes manchadas con el pecado, tu naciste y te conservaste siempre blanca, pura y completamente amiga del Divino Creador.

Permíteme que te alabe con las palabras pronunciadas por el mismo Dios: «Toda hermosa eres tú, y en ti no hay mancha alguna». Oh amabilísima e Inmaculada María: tu que eres tan bella ante los ojos de Dios, no dejes de mirar con compasión a las asquerosas llagas de mi pobre alma. Mírame con compasión y ayúdame a curarme de las llagas de mis pecados. Tú que eres un imán que atrae los corazones, atráeme también a mí hacia tu corazón maternal. Tú que desde el primer momento de la vida apareciste tan completamente pura y tan agradable a Dios, ruega por mi que no sólo nací con la mancha del pecado original sino que durante toda mi vida he venido manchando mi alma con tantas culpas y pecados. Dios que te eligió como Hija predilecta del Padre, y Madre Santísima del Hijo y Sagrario del Espíritu Santo, y por eso te libró de toda mancha de pecado y te demostró más amor que a toda otra creatura, ¿qué favor o gracia que pidas para nosotros te podrá negar? Virgen Inmaculada: ¡tienes que ayudarme a salvarme!

Por eso te digo con San Felipe Neri: haz que yo siempre me acuerde de Ti, y Tú nunca te olvides de mi. Me parece que faltaran mil años todavía para poder contemplar tu hermoso rostro maternal en el cielo, para empezar a amarte y alabarte en el Paraíso como a la más buena de las madres, mi madrecita, mi Reina, mi gran benefactora, la más bella, la más amable, la más pura, la siempre Inmaculada Virgen María. Amén.

Madre, dame Tu mano y no me sueltes,
Déjame apoyarme en Ti al andar,
Enséñame el camino que sólo me conduzca
A Tu Hijo con quien anhelo un día estar.

Pídele a El que perdone mis falencias,
Mi falta de paciencia, también de piedad,
Que me dé fuerzas para sobrellevar el peso
De las injusticias que me hacen a menudo llorar.

Enjuga mis lágrimas con Tu dulzura de siempre,
Cubre con Tu manto mis penas y ansiedad,
Regálame la paz que de Tus ojos mana
Y muéstrame las huellas del amor y la humildad.


Hijitos, que sus corazones sean

puros y acogedores, para que el

amor y el calor comiencen a fluir a

través de ustedes, en cada corazón

que está lejos de Su amor. Hijitos,

sean mis manos extendidas, manos

de amor para todos aquellos que se

han perdido, que no tienen más fe

ni esperanza. ¡Gracias por haber

respondido a mi llamado!

Mensaje dado el 25 de Noviembre de 2009


23 de diciembre de 1996


Mis hijitos amados:
El Niño Dios está al alcance de todos.
Recibidlo con alegría y sin dobleces.
Bendecid al Padre del Cielo.
Glorificad a Dios Niño presente en la Sagrada Comunión.
¡Benditos sean todos!
Amén. Amén. Amén.

Mensaje dado por la Santisima Virgen María
Salta – Argentina

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, al acercarnos a las fiestas de Navidad, te rogamos que tu Hijo, que se encarnó en las entrañas de la Virgen María y habitó entre nosotros, nos haga sentir su amor y su misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Muy pronto llegará el Señor, que domina los pueblos, y será llamado Enmanuel, porque tendremos a «Dios con nosotros».

Que nos encuentre unidos en la oracion, Oremos todos los dias.

La Virgen se da del todo a lo que Dios le pide. En un momento sus planes personales –los tendría– quedan en un rincón para hacer lo que Dios le propone. No puso excusas. Desde el primer momento, Jesús es el ideal único y grandioso para el que vive.

Nuestra Señora manifestó una generosidad sin límites a lo largo de toda su existencia aquí en la tierra. De los pocos pasajes del Evangelio que se refieren a su vida, dos de ellos nos hablan directamente de su atención a los demás: fue generosa con su tiempo para atender a su prima Santa Isabel hasta que nació Juan2; estuvo preocupada por el bienestar de los demás, como nos muestra su intervención en las bodas de Caná Jn 2, 1. Fueron actitudes habituales en Ella. Mucho tendrían que decirnos sus paisanos de Nazaret de los incontables detalles de María con ellos en la convivencia diaria.

La Virgen no piensa en sí misma, sino en los demás. Trabaja en las faenas de la casa con la mayor sencillez y con mucha alegría; también con gran recogimiento interior, porque sabe que el Señor está en Ella. Todo queda santificado en la casa de Isabel por la presencia de la Virgen y del Niño que va en su seno.

En María comprobamos que la generosidad es la virtud de las almas grandes, que saben encontrar la mejor retribución en el haber dado: habéis recibido gratis, dad gratis. La persona generosa sabe dar cariño, comprensión, ayudas materiales…, y no exige que la quieran, la comprendan, la ayuden. Da, y se olvida de que ha dado. Ahí está toda su riqueza.

Ha comprendido que es mejor dar que recibir ,Hech 20, 35.  Descubre que amar “es esencialmente entregarse a los demás. Lejos de ser una inclinación instintiva, el amor es una decisión consciente de la voluntad de ir hacia los otros. Para poder amar de verdad conviene desprenderse de todas las cosas y, sobre todo, de uno mismo, dar gratuitamente… Esta desposesión de uno mismo  es fuente de equilibrio. Es el secreto de la felicidad».

El dar ensancha el corazón y lo hace más joven, con más capacidad de amar. El egoísmo empobrece, hace el propio horizonte más pequeño. Cuanto más damos, más nos enriquecemos.

A la Virgen le suplicamos hoy que nos enseñe a ser generosos, en primer lugar con Dios, y luego con los demás, con quienes conviven o trabajan junto a nosotros, con quienes nos encontramos en las diversas circunstancias de la vida. Que sepamos darnos en el servicio a los demás, en la vida ordinaria de cada día.


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