Santa María, Madre de Dios, Madre nuestra, Reina de la Paz,
coloco a tus pies mi más sincero deseo de paz,
siendo consciente de que, por mí mismo,
nunca podré llegar a esa feliz realidad.
A Ti, Santa María, Madre de Dios,
elevamos nuestra oración sincera y nuestra plegaria confiada para que, Tú, como Madre que nos conoce y quiere nos cuide y, un día, ruegue por nosotros ante Dios al cual esperamos y deseamos abrazar en el cielo.
Amén
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra Necesitamos de tus cuidados para no morir
“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a dar la Buena Noticia a los pobres; para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; y para anunciar el año de gracia del Señor. Enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en Él. Y se puso a decirles: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” (Lucas 4, 14 – 21)
Debemos convocar a toda la comunidad cristiana mundial, para enviar un mensaje urgente al Dios Misericordioso y Omnipotente suplicándole su Divina Bendición para todos ellos y rogando habite en su Reino a las víctimas por toda la Eternidad.
«Cuando amanece, y salen las primeras luces del sol, las montañas y los valles, las ciudades y los pueblos, se iluminan.
Algo así ocurre con nuestra vida: cuando escuchamos la Palabra de Dios, es iluminada y llena de ilusión de color.»
Que, Maria Santisima, nos ayude además a comprometernos con Jesús por un mundo mejor. Y, tengamos un recuerdo muy especial por la unión de todos los cristianos. Recibamos a la Palabra de Dios en este día con el pensamiento en el pueblo de Haití que sufre las consecuencias del terremoto.
El Señor nos ayuda, siempre, a confiar en Él y sabemos que está con los que más sufren.Mantengamos nuestra fe abierta y nuestra esperanza completa. La Palabra de Dios, que hizo el mundo, nos salvará a todos.
“El Espíritu de Dios está sobre mí”. Con esa fuerza, Jesús recorrerá su camino en la tierra; y confiados en la fuerza del Paráclito presentamos al Padre nuestras plegarias:
Por todos los cristianos, para que el Espíritu nos ilumine y construyamos entre todos esa unidad que es el Cuerpo de Cristo, su Iglesia que todos formamos.
Por las victimas del terremoto de Haití, por sus familiares y por todo el pueblo haitiano, para que reciban la ayuda necesaria de todos los países y sepan entender que el mundo no los ha dejado solos.
OREMOS.
Escucha, Dios Padre de todo y todos, nuestra súplica humilde que te presentamos en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Amén.
Refleccionemos.
El Espíritu, es la fuerza divina que dinamiza y transforma al ser humano, hasta hacerlo capaz de consagrar su vida, al servicio de los demás.
Ha sido así desde siempre. Ya en el Antiguo Testamento comprobamos que, el Espíritu Santo, suscita profetas, elegidos entre la gente sencilla. Profetas que, se asustan al ser llamados; profetas que rechazan la misión, pero que, el Espíritu Santo se encarga de irlos guiando lentamente, hasta que llega el momento de ser ungidos, por el Señor, para llevar el mensaje de salvación con valentía.Dios escribe una historia de vida para cada persona en la tierra y nos manda a desarrollar una determinada tarea. Es: la misión de cada uno.
“Habéis sido consagrados por el Espíritu Santo para comprenderlo todo, para perdonarlo todo, para soportarlo todo. Sois ese signo vivo por el que hoy, el Padre Eterno, sigue perdonando al mundo; ya que en vosotros manda, de nuevo, a su Hijo, Sacerdote Eterno. Y sabed que el Corazón de Cristo sigue traspasado por nuestros pecados. Por eso, el vuestro, tiene que estar disponible para que cada hombre, desde él, pueda entrar en comunión y amistad con nuestro Padre Dios.” -Monicion de un Obispo a sus fieles sacerdotes.-
fuente: Betania.es
Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con un cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas.Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Hoy te invito a rezar en algun momento del dia junto a Maria y para Maria, el Ángelus, rezado con el corazon ofrecemos así a Nuestra Madre,
Y recordamos el momento de la Concepcion, con mucho de nuestro amor , le dedicamos el momento de oracion y si estas ocupado y no puedes, mayor será la ofrenda. En Nombre de todos Muchas Gracias, alguien en algun lugar será favorecido por tu esfuerzo. Amén.
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María… Santa María…
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María… Santa María…
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María… Santa María…
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
«Después de Cristo, depositaba principalmente en ella su confianza» (LM 9,3).