la Virgen, que conoce bien el corazón de su Hijo, actúa como si hubiera accedido a su petición inmediatamente: haced lo que Él os diga, dice a los sirvientes. María es la Madre atentísima a todas nuestras necesidades,El milagro tendrá lugar porque la Virgen ha intercedido; solo por esa petición.

María pide a Jesús que intervenga en favor de todos los esposos,

La exhortación de María: «Haced lo que él os diga»,

En aquel tiempo hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús; Jesús y sus discípulos también fueron invitados. Se les acabó el vino, y entonces la madre de Jesús le dijo:
«No les queda vino».
Jesús le contestó:
«Mujer, no intervengas en mi vida; todavía no ha llegado mi hora».
La madre de Jesús dijo entonces a los que servían:
«Hagan lo que él les diga».
Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que utilizaban los judíos para sus ritos de purificación. Jesús dijo a los que servían:
«Llenen las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta el borde.
Entonces les mandó:
«Saquen ahora un poco y llévenselo al mayordomo».
Así lo hicieron.
Cuando el mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber su procedencia (sólo los sirvientes lo sabían), llamó al novio y le dijo:
«Todo el mundo sirve primero el vino de mejor calidad, y cuando los invitados ya han bebido
bastante, sirven el más corriente; tú, en cambio, has guardado el de mejor calidad hasta ahora».
Esto sucedió en Caná de Galilea;
fue el primer signo realizado por Jesús. Así mostró su gloria y sus discípulos creyeron en él.
Después, Jesús bajó a Cafarnaún, acompañado de su madre, sus hermanos y sus discípulos, y se quedaron allí unos cuantos días.

Palabra de Dios. Evangelio según san Juan 2, 1-12

María está con Jesús en la fiesta de la boda, se fija en todo y en un momento determinado dice a su Hijo: «no tienen vino»(Jn). Es una petición de doble intención, pues, de una parte, le pide ayuda en una pequeña dificultad doméstica; de otra le plantea que se manifieste como Mesías con un milagro.

La importancia de María, la madre de Jesús, en este encuentro es muy grande. Los discípulos dejan todo para seguir a Jesús. Pero saben poco de Él. Es lógico que les agradase conocer a la Madre de Jesús, aunque desconozcan las maravillas que Dios ha hecho en ella. La ven amable y muy compenetrada con su Hijo. Todos van a Caná a unas bodas. Jesús les está enseñando que no rechaza el matrimonio como malo, ni siquiera como algo permitido, pero negativo, sino que se alegra con los novios, como lo hacen todos. Es más, Cristo bendecirá la unión matrimonial con bendiciones del cielo para que pueda cumplir su función original de ser comunión de amor y de vida. Allí Jesús «manifestó su gloria» y «los discípulos creyeron en Él». La intervención de María en estas dos realidades es decisiva.

La Iglesia llama a la Santísima Virgen, Madre de la Misericordia. Los Santos Padres afirman que Jesús dejó a Maria el reinado de su misericordia. La misericordia de María resplandece en las bodas de Caná. ¡ Qué verdad más consoladora para ti, joven!…
Eres pobre, débil, pecador. Muchas veces te verás oprimido, como David, por la multitud de tus pecados. No te atreverás a presentarte delante, de Dios por temor a su Justicia.. Maria será entonces tu refugio y tu sostén.
Esta escena se puede repetir en tu vida espiritual. El Señor ha concedido a Maria un corazón maternal. Un corazón lleno de misericordia para contigo. Cuando tus pecados te abrumen, acude a Maria. Cuando tus infidelidades te conturben, acude a Maria. En Su regazo encontrarás siempre asilo y protección. En María encontrarás siempre perdón y misericordia. ¡ Qué verdad más consoladora para ti, joven!
Fomenta, pues, en tu corazón el amor a Maria. La confianza en Maria. Por muchos y graves que sean tus pecados, no te acongojes. Es mayor la misericordia de María. Cuanto mayor sea tu miseria, tanto más resplandecerá su poder. Acostúmbrate a acudir a la Virgen en todas tus necesidades; en todos tus peligros; en todas las luchas de tu alma. Acude a ella con amor; con absoluta confianza. Maria nunca te desamparará.


Hermanos: Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; hay diversidad de servicios, pero el Señor es el mismo; hay diversidad de actitudes, pero uno mismo es el Dios que activa todas las cosas en todos. A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos.
Porque a uno Dios, a través del Espíritu, le concede hablar con sabiduría, mientras que a otro, gracias al mismo Espíritu, le da un profundo conocimiento. Por el mismo espíritu Dios le concede a uno el don de la fe, a otro el carisma de curar enfermedades, a otro el poder de realizar milagros, a otro el hablar de parte de Dios, a otro el distinguir entre espíritus falsos y verdaderos, a otro el hablar un lenguaje misterioso y a otro, en fin, el don de interpretar ese lenguaje. Todo esto lo hace el mismo y único Espíritu, que reparte a cada uno sus dones como él quiere.

Palabra de Dios. primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 4-11

Ayer Cristo se humilló en el Jordán realizando un verdadero gesto de penitencia, y hoy en Caná deja ver su gloria, en un hermoso juego de luz que se vela y desvela, y sabe compartir y colaborar a la alegría humana en un banquete de bodas.

Con el bautismo en el Jordán, Jesús comienza su vida pública. En Caná, Jesús comienza sus milagros y sus signos eficaces para la salvación de todos los hombres. Los mismos discípulos comenzaron a creer en Jesús desde ese día.

María, enséñanos a querer lo que Jesús quiere, a desear lo que Jesús desea, y a hacer en todo, la voluntad de tu Hijo Jesucristo, según tu recomendación: “Hagan lo que él os diga”.

Reflexión del Evangelio

La exhortación de María: «Haced lo que él os diga», conserva un valor siempre actual para los cristianos de todos los tiempos, y está destinada a renovar su efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invita a una confianza sin vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el sentido y la utilidad de lo que Cristo pide.

Las palabras de María: «No tienen vino», nos invitan a meditar en la sensibilidad que deberíamos tener hacia las necesidades y carencias de los demás para contribuir por nuestra parte a llenarlas y presentárselas a Jesús.

Las otras palabras de la Virgen: «Haced lo que él os diga», nos inducen a la total confianza en Cristo como medio y camino necesarios para que Él obre en nosotros incluso lo extraordinario.

Las palabras de Jesús: «Llenad las tinajas de agua», nos indican que de ordinario Dios requiere nuestra colaboración, que hagamos lo que está de nuestra parte, aun cuando Él podría hacerlo todo sin necesitar de nosotros.

La contemplación de la gloria de Jesús, manifestada en este misterio, debe llevarnos a creer y confiar en Él, tanto más cuando contamos con la intercesión de su Madre. Juan Pablo II

Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

María es mi Madre!

Me arrojo en sus brazos y Ella me estrecha contra su corazón. La escucho y su palabra me instruye.

María es mi Madre!
Bajo su manto me amparo, con sus frutos me alimento, con el Pan Eucarístico que me proporciona.
Ella es mi Madre!

Me arrojo en sus brazos y Ella me estrecha contra su corazón.
La escucho y su palabra me instruye.
La miro y su belleza me alumbra.
Ella es mi Madre!

Si estoy débil me sostiene,
la invoco y su bondad me atiende.

Ella es mi Madre!
Si enfermo me sana, si muerto por el pecado me da la vida de la gracia.
Ella es mi Madre!

En la lucha me socorre, en la tentación me auxilia, en la angustia me consuela, en el trabajo me sostiene, en la agonía me acompaña.
Ella es mi Madre!

Cuando voy a Jesús, me conduce, cuando llego a sus pies, me presenta.
Cuando le pido favores, me protege.
Ella es mi Madre!

Si soy constante en mi súplica, me escucha. Si la visito me atiende.
En la vida me guía al cielo y en la muerte recibiré de sus manos la eterna corona.

Ella es mi Madre!
Que buena es María, que dulce y hermosa es!
Ella es mi Madre!

Nuestra Señora del Santísimo Sacramento.

Ruega por nosotros !

Fuente; El camino de Maria



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